Landa

Nuestra experiencia en Landa fue decepcionante, especialmente por el trato recibido por Mario, el camarero que nos atendió. Desde el primer momento fue bastante desagradable: no nos saludó al llegar y cuando decidimos cambiarnos de mesa porque las sillas eran demasiado altas y la mesa quedaba baja, notamos que no le sentó nada bien. Pedí un agua con gas y me trajo una botella de 500 ml sin avisar del tamaño, lo cual habría agradecido saber de antemano. Además, el tenedor que me dieron estaba sucio; al decírselo, simplemente lo miró a contraluz con desgana y lo tiró de mala manera a la bandeja. Probamos los famosos huevos con morcilla: nos sirvieron tres pequeños trozos de morcilla y dos huevos demasiado hechos, sin apenas yema. Todo por unos 12 o 13 euros (no recuerdo con exactitud). Las patatas, además, estaban recalentadas. Al final, al pedir la cuenta, mi madre quiso pagar, pero Mario directamente le puso el datáfono en la cara a mi pareja. Aunque mi madre insistió en que pagaba ella, él continuó con la actitud. Fue un momento realmente incómodo y bochornoso. Una decepción total. Como dice el dicho: “Coge fama y échate a dormir”.

Viendo sitios como el Landa, uno se pregunta por qué no se quitan estrellas en la hotelería. Es un cinco estrellas caduco, con habitaciones desfasadas (me alojé en una suite con terraza) aunque bien mantenidas. Pero, sin lugar a dudas, lo que deja muchísimo que desear es el servicio. Nefasto. Falta de atención y, lo que es peor, de interés por servir (ahora mismo estoy sentado en la terraza desde hace 35 minutos, son las diez de la mañana, el camarero me ha mirado y no se ha dignado a tomarme nota). (Por lo menos me está dando tiempo a escribir esta reseña). La primera noche reservé mesa en el restaurante. Cuando llego, sala a media capacidad, camareros que ven pero no quieren mirar, diez minutos de espera para que me atiendan. La mesa era para mi solo y me indican que me tengo que sentar en una de cinco a la entrada del salón. Le pido a la camarera que, por favor, me asigne otra mesa más adecuada (insisto, sala a media capacidad) y se niega. Declino entonces mi reserva y me dirijo a la cafetería para cenar. Dramática la comida: en las areas de servicio de la autopista encuentras más calidad y servicio. Una ensalada ridícula, helada, con lechuga y tomate de la calidad más baja. Albóndigas minúsculas con patatas chips de bolsa encima. Y unas patatas panaderas calentadas en microhondas. Recordemos que este hotel tiene cinco estrellas. Un auténtico despropósito de hotel. Y uno de los peores servicios de camarero que haya visto en mi vida.

This was a nice hotel/restaurant to stop at on our drive from Madrid to/from San Sebastián. We actually ate at the bar twice. They have a nice informal menu. Check out the hotel lobby. It’s beautiful. I imagine local couples using this setting for a wedding.

Badly managed, unhappy staff and poor service. Food inedible, frozen produce and staff are embarrassed and apologetic for serving such bad food. Rooms old & need renovation, no air conditioning, linen cheap and rough. Traffic noise & generally very unhappy place.

El hotel está muy cuidado a todos los niveles. Lo mejor de la experiencia ha sido tanto la piscina interior como el personal, que fue muy atento y cuidadoso. La habitación era como esperábamos: muy buena. No le damos el 5 porque faltaban algunos detalles (tipo peine, gorro de ducha), y el restaurante resultó inferior a la calidad del resto del hotel (no así el bar, que para el desayuno resultó encantador). Seguramente volveremos.

Para no volver, destaco el maltrato recibido tanto por los gerentes del establecimiento como por el personal que lo atiende, mala organización y una dejadez en la que se excusan en la buena fama que tienen y que hace décadas podía ser merecida pero que hoy en día para nada, aconsejo lean las reseñas anteriores a la mía y que valoren otras opciones de restauración en Burgos, que hay muchas y muy buenas,