Mi puntuación va directo al hotel en si, no a la atención por parte del personal, todos ellos fueron muy amables y cordiales. Para comenzar hay mucho ruido exterior el cual es perceptible desde la habitación, al igual que ni hablar del ruido del pasillo. Duchas con cañerías viejas que cuando en la habitación de al lado se bañan se escucha correr el agua. Shampoo y jabón escasos, de baja calidad. El aire acondicionado al parecer se encontraba viejo y siempre sonaba y caían gotas de agua al piso. Las sábanas y toallas se encontraban rotas con hilachas las cuales se desprendían de ellas. La recepción se encuentra ubicada en segundo piso, al cual se deben subir escaleras, esto se vuelve muy tedioso para subir maletas de 23 KG. El papel higiénico, daban solo uno para todo el día, si se requería otro había que pedir por llamada; luego de la limpieza si quedaba del segundo confort solicitado, no había reposición de este. El wifi se encontraba en el primer piso, por ello, al subir a la habitación, este se volvía inestable y a ratos no funcionaba a la perfección. El desayuno era escaso para ser buffet, en sí muy rico, pero faltaba mayor variedad de comida, más pasteles, quesos y jamón (no había), jugos envasados, etc…
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