مستخدم نزيل
22 يونيو 2025
Reservamos mesa para dos a las 22:40. Llegamos puntuales y, en lugar de una bienvenida, nos recibieron con prisas y malas caras: nos dijeron que debíamos pedir rápido porque la cocina estaba cerrando. De los fritos, ni rastro. Un comienzo prometedor. Pedimos una ensalada de atún como entrante —lo único aceptable de la noche, y solo porque tenía cuatro ingredientes contados— y dos platos de espaguetis con almejas a 19 € cada uno. El camarero aseguró que las almejas eran frescas “del frigorífico”… una frase que ya debería haber encendido todas las alarmas. Una vez probadas, era evidente que ni frescas ni mucho menos sabrosas: insípidas, y muchas conchas estaban vacías. El vino blanco de la casa, recomendado con entusiasmo, fue otro desastre: imbebible. Ni yo ni mi acompañante pudimos terminarlo. Para colmo, los platos principales nos fueron traídos cuando aún no habíamos acabado el entrante, sin siquiera ofrecer un recipiente para las conchas. Pedimos una botella de agua y nos trajeron solo un vaso. Ni lo básico. El servicio fue un auténtico caos. Al intentar comentar lo sucedido, la encargada de sala respondió entre risas, diciendo que le faltaba una persona y que ese vino “ni siquiera a ella le gusta”… ¿entonces por qué lo recomiendan? No es una cuestión de gustos, es que no había por dónde cogerlo. Obviamente, no se nos descontó nada de la cuenta. Como “detalle”, nos ofrecieron dos chupitos, que rechazamos para evitar más disgustos estomacales. Un sitio que ni cuida la cocina, ni respeta al cliente. Sobra decir que no volveremos jamás.
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