Hotel Milagros

El hotel sigue confortable como siempre, bien ubicado como para hacer un alto en el camino y proseguir rumbo a la playa. Hace ya unos años que lo hago y le volví a hacer este año. Antes te instalabas, habia una heladera con refrescos y cervezas frias y por la noche te ofrecian alguna cena liviana, generalmente unas pizzetas, suficientes como para ir a descansar y partir al dia siguiente, luego de un correcto desayuno. Obviamente, la cena y las bebidas frias, todo cargo extra, como corresponde. Gran sorpresa me llevé este año cuando al llegar (18.00 hs aprox) nos dicen que ya no hay bebidss frias ni se ofrece cena. Para cenar nos dicen que deberiamos ir hasta Butiá (5 km mas adelante), porque en Minas do Leao, no hay restaurante abierto. Lo cuál confirmamos por Google. Sí hay unos supermercados bastante basicos donde comprar pan, fiambre, queso y bebidas (no mucho mas), con el inconveniente que todo cierra a las 19 hs. Fue lo que hicimos, llegando al super practicamente a la hora de cierre. Viajeros que llegaron mas tarde, no tuvieron esa posibilidad, incluso ni la de Butiá, porque los locales que hay para comer cierran temprano. Es realmente una pena, que se haya suspendido el ofrecimiento de una cena frugal en el hotel y la posibilidad de tener bebidas frias a disposicion, cuando es un hotel de ruta en donde los huespedes estan de paso y llegan cansados, muchas veces con niños chicos y luego de muchos kilometros. El proximo año, si regreso, seguramente no pare ahi.