Pazo da Merced

Ha conocido tiempos mucho mejores. Para empezar no ponen cenas y está alejado del pueblo ( sobretodo cuando llueve a raudales y vas haciendo el camino). Nos dieron una habitación sin cerradura, por lo que no pudimos salir y dejar todas nuestras cosas allí. Agujeros en el techo, lavabos y bañeras desconchados, estores rotos y arreglados con grapas, madera muy destrozada.... Menos mal que no tuvimos que dormir en la cama supletoria ni en el sillón porque te hundias. Sólo se salva la cama que es muy cómoda, la temperatura de la habitación y las vistas. La piscina tampoco estaba limpia por si hubiese hecho calor ( lo normal en esta época). En su día debió ser un hotelazo. Hoy es un robo lo que cobra. Por habitaciones mucho mejores en el Camino estoy pagando menos de la mitad. El dueño desbordado a la hora del desayuno y ponen tostadas de pan sandwich ! ( el pan de Neda es famoso) y tienes que estar pidiéndolo . Tienes que estar continuamente pidiendo cosas que se acaban porque está solo y no da abasto.

Preciosas vistas Si merece la pena es por el entorno ,al borde de la Ria con unas vistas espectaculares, como hotel ,no vale su precio, el baño con bañera,muy viejito y las camas enanas En el bar no sirven nada de comer, solo bebidas,el restaurante mas cercano esta a 15 min andando

El pazo está situado en un lugar precioso, es super tranquilo. Muy recomendable